Karime Nayive Latif Eugenin tiene 43 años, es Chilota y está muy orgullosa de serlo, de formar parte de la isla y su cultura. Los tesoros más grandes que tiene su vida, son sus hijos, Ismael (12) y Valentina (7). Ambos asisten a una escuela municipal rural de Castro.
La relación con ellos es muy cercana, siempre ha sido una mamá muy presente, cariñosa y organizada. Para ella jamás ha sido tema que su hijotenga Síndrome de Down, ya que Ismael es como cualquier otro niño, tiene derechos y obligaciones.
Durante la semana, son los días que más disfruta junto a sus niños. Todos los días desayuna y toma once con ellos, son sus espacios de encuentro y conversación. Una de las actividades que hacen los tres juntos, son los ejercicios físicos para mejorar la movilidad física de Ismael, lo ven como un juego en donde todos participan. Karime con mucho amor, adapta las necesidades de su hijo a la vida cotidiana, de la manera más natural posible, para que él junto a su hermana Valentina sólo se preocupen de ser felices.
Latif es una mamá 24/7, con mucho cariño y dedicación se encarga de organizar los tiempos de sus hijos, ayudándolos a estudiar y a formar hábitos. Ambos son muy independientes, lo que le enorgullece enormemente. Es una excelente madre, como todo ser humano se equivoca, pero no se permite mirar hacia atrás; siempre tiene que sumarle a la vida su hijo, para que sea feliz, transformándolo en una persona cada vez más autónoma.
Aparte de desayunar y tomar once juntos, se hace el tiempo de salircaminar con ellos, van a la plaza a jugar, comparten un juguito o se toman un helado. Le gusta enseñarles a disfrutar de las cosas simples de la vida, tal como ella creció, disfrutando de los pequeños detalles. Eso llena su corazón y su alma. La vida no se trata de recolectar cosas, sino de recolectar momentos, porque eso es lo que queda en la mente y en el corazón.
A sus hijos les ha entregado todo el tiempo y amor que necesitan. Siempre que los mira, se dice a ella misma “yo no les di la vida, ellos me la dieron a mí”, son su pilar fundamental. Ella expresa que los niños llegan con una maleta vacía a la vida, y el rol como madre es ir llenándolas de a poco en el camino, dejándolos con el equipaje listo, para que el día de mañana caminen solitos.
Los deseos de los niños son sueños, y ella trata de hacérselos realidad a medida de sus posibilidades, pero también enseñándoles a ser niños sencillos, valorando las cosas simples de la vida.
Con cada uno de los chicos, tiene diferentes panoramas, por ejemplo con Valentina le encanta ir a vitrinear, comparten gustos y se cuentan todo, es una gran compañera a pesar de su corta edad. Mientras que con Ismael le fascina ir a comerse un completo y las conversaciones que tienen, pero el panorama perfecto de su hijo mayor, es ir a visitar a sus abuelos maternos, el Tata Chito y la tata Carlina, quienes han sido un apoyo y pilar fundamental en su vida.
En su tiempo libre, le gusta mucho leer, ver una buena película o disfrutar de su espacio, acompañado de una rica copa de vino, pero también le gusta pasar tiempo junto a Caty, Valentina y Andrea, más que sus mejores amigas son sus hermanas, han sido inseparables desde los 5 años. A pesar de que algunas viven en Santiago, la amistad ha sido incondicional, y ha perdurado a lo largo de los años. Cuando a una del grupo le ocurre algo, las otras tres aparecen de inmediato, están cuando deben estar.
A los 23 años comenzó a trabajar en el servicio público, partió como asistente social en el Departamento Social de la Municipalidad. Llegó a un equipo espectacular, está muy agradecida de sus compañeros. En ese departamento trabajó durante 19 años, todos sus conocimientos los formó ahí, todo lo aprendido fue gracias a su ex jefa Erica Benavente, a quien admira enormemente por su calidad profesional y sabiduría.
Hoy está a cargo del área de dispacidad en la Oficina de Inclusión y Asuntos Religiosos.
Al principio asumió este nuevo desafío con un poco de temor, porque el conocimiento que tenía acerca de esta área eran sólo sus vivencias personales, sin embargo se propuso aprender acerca del tema, logrando reinventarse, estudiando constantemente.
Se atrevió a asumir el cargo porque es capaz de sentir lo que la gente sufre al saber acerca de un diagnóstico que conlleva una capacidad diferente en un hijo. Lo que a ella le ha sucedido, le permite entender lo que la gente vive. Una situación así te vuelve más empática, ves la vida con otros ojos.
A pesar de las pruebas que le ha dado la vida a ella y a sus hijos, han sabido avanzar, ser felices y agradecidos.
Karime no cree en la suerte ni en el destino, la vida se la construye uno solo con caídas, lecciones y felicidad. Llega como tiene que llegar, es rol de cada uno ser feliz con lo que tiene. Ella es un persona sencilla, amable, empática y cercana. Es parte de la vieja crianza, de esos niños que crecieron jugando con la tierra y con sus vecinos, respetando al de al lado, sin importar de donde venga. Y eso es lo que ella quiere transmitirle a sus hijos, lo único que uno puede dejarles a ellos son los valores, es lo único que dura para siempre.